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La Bolsita de Plástico

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08/12/2008 - La Bolsita de Plástico de Giorgio Abate

En 2002 fui a Maputu en Mozambique para servir de guía a un grupo musical que tras donaciones hechas a una Asociación conocida debía inaugurar una pequeña unidad hospitalaria útil a algunos pueblos de la zona.  Durante la visita, tuve una experiencia que creo que no olvidaré nunca y que me ha hecho pensar mucho. Un niño de 6 o 7 años miraba y señalaba insistentemente a la bolsa de plástico (tipo supermercado) que yo tenía en la mano, conteniendo unos folletos.  Curioso, pedí al guía local que nos acompañaba que preguntara al niño qué quería.  Después de hablar con el pequeño, me explicó el guía que el niño quería que le regalara yo la bolsa porque, como decía, en su pueblo quien poseía una de ellas era considerado rico.

Aun más curioso por esta aserción, pedí que se le preguntara por qué según él era rico el que poseía una bolsa de plástico y sobre todo qué habría hecho con ella. Después de hablar con él, el guía me explicó:  “En su pueblo, se encarga a los niños de su edad que hagan provisiones de agua, haciendo durante todo el día el viaje entre el pueblo y el pozo, que se encuentra a 4 quilómetros de distancia, y para él, tener una bolsa como ésa representa el no tener que cargar más sobre la cabeza la pesada jarra de arcilla, tanto a la ida, vacía, como a la vuelta, llena, y además significa poder llevar una cantidad mayor de agua en cada viaje, dada la capacidad del saquito, sin contar que a la ida podría andar al pozo ‘corriendo’ junto con sus coetáneos, afortunados poseedores de una bolsa de plástico”…

Para este niño de Mozambique, el único juego era representado por el poder de correr al pozo, en una suerte de carrera con sus compañones, entre un viaje y otro, lo cual seguramente se le impediría si debiera transportar inclusive a la ida la pesada jarra de arcilla.